Mi tío Andrés es muy divertido. Como no trabaja nunca, siempre tiene tiempo de jugar conmigo y llevarme por ahí. Tiene treinta años y vive en casa de mis abuelos. Papá dice que es un vampiro, pero yo nunca le vi beber sangre.
Hace una semana nos metimos juntos en una máquina de fotomatón y nos hicimos muchas fotos poniendo caras raras. ¡Qué risa! Pero cuando las estábamos mirando mi tío se puso muy blanco y empezó a temblar. Dijo que estaba un poco malo y que teníamos que ir para casa. Cuando íbamos en el ascensor no paraba de mirarse en el espejo y tocarse la cara, y decía todo el rato: ¡no me veo!…, ¡no me veo!… Luego se desmayó.
Desde ese día no sale de casa y está muy triste. Ya no juega nunca conmigo. Creo que mientras no tome un poco de sangre no va a ponerse bueno.
LA HERENCIA, Javier Fernández Delgado
Hace 1 día
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