No sé qué es la tristeza. Yo siento cosas diferentes, por ejemplo: me siento inútil cuando sé que jamás podré hacer nada de lo que él se sienta orgulloso. Insignificante cuando delante de nuestros amigos me dice: “mejor te callas que no entiendes nada”. Rechazada cuando intento besarle y él aparta su cara. Ignorada cuando le hablo y nunca me escucha. Vencida siempre que discutimos y él me deja sin argumentos. Abusada cuando mi jornada laboral continúa en casa mientras él mira la TV. Desamparada cuando estoy enferma y solo se le ocurre llamar a mi madre. Apenada cuando veo la pobreza, las guerras y la injusticia mundial. Miserable cuando mi jefe me paga el sueldo. Triturada cuando los compañeros se adueñan de mis ideas para medrar a mi costa. Humillada cuando mi mejor amiga lanza a los cuatro vientos algún secreto mío. Amargada porque mi úlcera me apuñala todos los días. Desesperanzada, porque mi médico dice que mis males son producto de mi carácter. Abatida cuando en el Foro ignoran mi relato. Pesimista cuando compruebo que el hoy es igual que ayer y lo será igual mañana. Apática cuando lo mismo me da vivir que morir. Resignada, cuando sigo adelante aún sabiendo que nada cambiará jamás.
Estoy deprimida, es cierto, pero no conozco la tristeza.
LA HERENCIA, Javier Fernández Delgado
Hace 1 día
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