Fue un amor a primera vista. Me miraste con deseo, oliste y acariciaste mi piel, y supe que sería tuyo para siempre. Me fui a vivir contigo. Antes de que me encontraras, mi vida vegetaba entre la oscuridad de la noche y los fluorescentes del día, monótona, vacía, ¡muerta! Tu me diste una razón para vivir y me enseñaste un mundo que desconocía. Cogido de tu mano recorrí calles, plazas, tiendas y avenidas. Contigo viví gélidas mañanas, alegres mediodías y románticos atardeceres. Y fui envejeciendo feliz a tu lado. Te amaba y me amabas, lo sabía; por eso creía, ingenuo de mi, que lo nuestro sería para siempre. Pero ahora es otro quien acompaña tus días. Lloro a escondidas dentro de un estante de tu armario temiendo ese fatídico día en que me echarás de tu vida para siempre. ¡Ojalá pudiera llorar….! pero no tengo lágrimas. Sólo soy tu viejo bolso de mano con la piel vieja y cuarteada.
LA HERENCIA, Javier Fernández Delgado
Hace 1 día
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