martes, 30 de marzo de 2010

Luces y sombras


No reconocí al anciano que estaba a mi lado, frente al espejo del dormitorio. Me acariciaba el cuello en silencio y su mano arrugada contrastaba con la tersura fina de mi piel. Aguanté la repugnancia varios minutos, sin moverme, escuchando el tic-tac del reloj. Sólo cuando sentí la humedad tibia bajo mis pies descalzos bajé la mirada al suelo. El reguero de sangre llevó mis ojos hasta la cabeza del anciano que ahora yacía inmóvil sobre la cama. Aterrada, me volví de nuevo hacia el espejo. Desde él, una vieja con un martillo ensangrentado en las manos me sonreía, pero el hombre ya no estaba. Yo tampoco.

21 comentarios:

Araceli Esteves dijo...

¡Qué miedo!¡Y lo has provocado con tan pocas palabras...!

Celsa Muñiz dijo...

jajaja, Araceli, nos cruzamos el comentario (2º) que te hice a tu poema cumpleañero ¡a la misma hora! Vaya sincronía...

kutxi dijo...

Se parece un poco a un relato que escribí hace muchos años. La diferencia más importante es que el tuyo es bueno. xD

Manu Espada dijo...

Sí que da miedito el relato, me ha gustado la imagen, macabra y decadente.

BB dijo...

Parece existir una especie de plaga que ataca a muchos blogueros, que se han puesto de lo más sanguinolentos. Tu relato, terrorífico y muy bueno, no se quedó atrás, amiga.
Un beso
BB

Miguel Baquero dijo...

Que inquietante, qué terrible. Lo que más me ha gustado es quehas provocado esa sensación con las palabras mínimas.

pepa mas gisbert dijo...

Hay gente que no sabe envejecer.

Buen relato.

Un abrazo

El Ángel... dijo...

Que bueno, me encantó. Pocas palabras pero tan bien hiladas.

Muy buen post.

Besos.

Silfide dijo...

Que buen relato.. tan atractivo. que estilo tan rico que tienes.. tan simple y tan fino!..

Besos.. espero sinseramente leerte muy amenudo :)

LA ZARZAMORA dijo...

Esos espejos son terroríficos.
A nadie le gusta mirarse en ellos.
El final, lo clavaste.

Besos.

Juan F. Plaza dijo...

Ainns, el paso del tiempo que tanto nos (me) atormenta.
Volveré.
Saludos

Daniel Pérez Penagos dijo...

Creo que si lo hubieras alargado le quitaria su efecto de confusión, rapidez y miedo..
Qué buen relato Sinuosa, besos :)

Raúl dijo...

No necesita ni una sola palabra más.
Redondo.

Javier Puche dijo...

Aterrado me dejas. Perfecta selección de imágenes, Sinuosa.
Quizá esta noche sueñe con la vieja del martillo, persiguiéndome.

Juanjo Montoliu dijo...

Impactante el relato, con tanta sangre y tantas arrugas. Parece una rebelión contra el envejecimiento en toda regla.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.

Saludos y un abrazo

Anónimo dijo...

Curioso: lo mismo que podría pasarle al cristal -fracturarse-, así está el relato en sus últimas frases. No sé si era eso lo que pretendías, pero ha quedado muy original.

brokenmarko dijo...

Se de una decima magia, cuando miro a lo alto, un cadaver que pende de un hilo, entonces corto y pinto runas, para que el hombre camine y hable conmigo.

Muy buen blog, saludos.

Hank dijo...

Cojones, qué cuento más bueno.

Te felicito 110/100.

Un abrazo.

santamaría dijo...

me gustó. me encantan los martillos como arma aterradora.

Celsa Muñiz dijo...

Mil gracias, mis queridos lectores buenos.
Un abrazo primaveral.

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