
El abogado alecciona al testigo antes de entrar a la sala de vistas:
—…y tenga mucho cuidado con las preguntas de doble significado.
—¿Cómo? —el testigo rascándose la cabeza—. Yo no sé qué es eso.
—Tranquilo —el abogado le pone la mano en el hombro—, le voy a poner un ejemplo. Imagínese que le preguntan: ¿es verdad que usted lleva una corbata amarilla y es vecino del acusado? Entonces, atento, eh, porque si usted contesta “sí” para decir que es cierto, que es vecino del acusado, también estará diciendo que usted lleva una corbata amarilla, y no es así, puesto que su corbata es verde.
El testigo asiente mientras echa una ojeada a su corbata.
—Así pues —continúa el abogado—, en este caso deberá contestar un “no” a la primera parte de la pregunta y un “sí” a la segunda. ¿Lo ha entendido?
El testigo queda callado, con la vista en el suelo.
—¿Lo ha entendido? —repite el abogado palmeándole la espalda.
—Sí, sí. Perfectamente.
El testigo entra a la sala y cuando está a punto de tomar asiento se vuelve y le susurra al abogado:
—¿No sería mejor que me quitara la corbata?